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Vicente Niño Orti, OP

de Vicente Niño Orti, OP
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16
Mar
2020
Inseguridades. Día 3
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Día 3 de confinamiento. Lunes 16 de marzo.

 

Pareciera mentira, pero el trabajo desde casa resulta más estresante que el que se hace desde la oficina. Aunque no está todo el tiempo del día ocupado, sí que está todo el día ocupado. Para quienes tenemos algún tipo de responsabilidad de gestión sobre personas y situaciones, no hay en estos días un horario fijo, y toca estar pendiente casi que constantemente de las novedades, últimas disposiciones, situaciones sobrevenidas y recientes decisiones que afectan a lo cotidiano.

Es en esta situación de confinamiento donde se da cuenta uno que, pese a tantos problemas diarios, en general, nuestra sociedad es un engranaje bastante bien montado, estable, que funciona con una sana inercia positiva, con necesarios y cotidianos reajustes, ciertamente, pero básicamente de un modo ordenado, en el que todos sabemos a grandes rasgos movernos con una cierta seguridad.

Pero llega de pronto lo imprevisto y desmonta esa situación de inconsciente calma y seguridad en la que vivimos habitualmente, y nos damos cuenta que es muy fácil destruir las cosas que con tanto esfuerzo y tiempo se han construido, que no sabemos bien qué hacer, qué es posible y qué no, cómo son ahora las cosas.

El mayor rasgo de lo imprevisto es la inseguridad en la que nos ha dejado. Pero quizás nos sirva para tener lo ordinario y cotidiano en mayor estima, y para aprender que conservar es tantas y tantas veces tan o más importante que innovar.

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15
Mar
2020
El alma española. Día 2
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 Día 2 de confinamiento. Domingo 15 de marzo.

 

Sin duda vivimos en el mejor país del mundo. Los mensajes de humor, de positividad, el poner al mal tiempo buena cara, el chotearse de todo lo venido y lo por venir, el hacer de cada cosa un chiste, una risa, una broma, una chufla, son patrimonio español, y ninguna sociedad ni cultura del mundo es capaz de hacer lo que nosotros: abordar cualquiera situación desde ese reírse hasta de la propia sombra. Es un rasgo fascinante de este país. Hacemos broma de todo. A veces de un modo irreverente, quizás soez y por momentos de negro humor, pero también y en muchas ocasiones limpio, blanco, sencillo, inocente e infantil. Y eso, sin duda, ayuda a sobrellevar cualquier inconveniente de otro modo, más llevadero, más positivo, más humanamente.

Pero en el alma española convive junto al humor más carcajeante, una negrura salvaje y violenta, primitiva y bárbara, una especie de energía informe y cerrada, rencorosa, egoísta, que lo mismo se muestra en una violenta reacción, que en un cerril estado de apatía, desidia y aburrimiento.

En esto del confinamiento cabe que cualquiera de las dos actitudes se muestre. Por un lado pareciera que el estar con otros tiene la virtualidad de potenciar la primera, en ese movimiento también tan humano y natural de cuidado del otro, de empatía, de cercanía, de amor, pero el roce no sólo hace el cariño, también arranca chispas, chispas que pueden encender el segundo.

Quizás hemos empezado con mucha fuerza con el primero, y está el temor que se alargue tanto, que dé pie al segundo. En esto es donde se nos pide también concienciación, paciencia, relativizar, calma, buen ánimo, y mantener el buen humor. Sobre todo, mucho humor.

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14
Mar
2020
Ensueños. Día 1
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Día 1 de confinamiento. Sábado 14 de marzo

 

Tiene algo de romántico y de ensoñador esto de la reclusión en casa.

A quienes por cultura mediterránea estamos acostumbrados a hacer vida en la calle -con todo el trasiego, el ruido, la novedad constante, el cruzar de vidas y de gentes, las ciudades bulliciosas y los horarios extendidos-, la imagen de un espacio, un rincón, sereno, apartado, calmado y en paz, despierta en la imaginación ensueños de cabañas en el bosque, de monasterios silenciosos, de pueblos de la España vaciada, de chimeneas, tiempo para libros, para cuidar el jardín, para conversar en calma, y en paz, para escuchar ópera, para dormir en camas de edredones cálidos, y recluirse para disfrutar sin más del tiempo.

Seguro que no será así. No es un tiempo sereno ni hay que banalizar con esto, pero los espíritus y las imaginaciones soñadoras no pueden evitarlo… No son vacaciones el confinamiento, y lo sabemos. No se puede jugar con esto de la salud, la enfermedad y la muerte. Pero sin duda que toca acogerlo de la mejor manera posible. Hay que hacer de la necesidad virtud, y para los espíritus aventureros, cada situación, cada inconveniente, puede ser una fascinante oportunidad.

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