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Abr2020Ramas y Palmas. Día 23
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Abr
Día 23 de confinamiento. Domingo 5 de abril.
¡Pero qué Domingo de Ramos más extraño! Y no solo porque nuestras calles no tengan procesiones o no tengamos la celebración de las palmas en nuestros templos. Es raro porque los hosannas y los glorias, la alegría por el Mesías que entra en Jerusalén como salvador humilde, hoy resuenan extraños.
Este día siempre ha sido día de alegría, de estrenar, de salir a la calle, de flores de azahar, de chaqueta y corbata, de aperitivo y de tarde festiva. Una alegría, reflejo de alegrías más grandes claro está, la de comenzar la semana santa, pero aún más allá eco de aquella primera alegría de Jerusalén.
Pero hoy. ¿Qué razones tenemos para la alegría y el jolgorio, aquí, ahora, confinados, en medio de esta crisis? La gente sufre. La gente muere. Nuestro mundo se tambalea. No parece que haya razones para la alegría y este domingo no es un domingo de Ramos más…
Quizás cabe preguntarnos qué razones tenían para la alegría entonces hace dos mil años. Seguramente que, sin pandemia, las vidas eran igual de duras y de dolorosas, si no más. Pero encontraron esperanza en Jesús.
Y ahí es donde se llena de sentido el día de hoy y esta Semana Santa tan extraña que comenzamos. Vivimos de esperanza. Necesitamos que nos devuelvan la esperanza. Seguimos necesitando un salvador, que nos sostenga y nos empuje, nos fortalezca, nos transforme. Recibir con ramas y palmas al que viene, hoy es abrazar la esperanza, volver a creer, reafirmarnos en las cosas que tienen sentido, ver el amor y la belleza y la bondad. Volver a creer. Volver a esperar.