Abr
Organizados. Día 29.
0 comentariosDía 29 de confinamiento. Sábado 11 de abril.
Tras casi un mes de esta situación, confinados en casa cuidándonos y cuidando de los demás, los roles y las habilidades que aporta cada cual a la vida dentro de las casas, se han definido ya de manera suficientemente clara. Está el que le toca –y le gusta pese a las quejas- cocinar, el manitas que le toca los arreglos, el que lo suyo son los postres, el dulce y la repostería, el que se dedica a mantener el orden y la limpieza, el animador que lo mismo te busca una película que recupera el dominó o saca un juego de mesa que estaba medio perdido por los altillos de los armarios, el proveedor que se ocupa de ir al supermercado, el que cuida de los niños, el que no hace más que teletrabajar o el que lo suyo es escaquearse y no estar nunca cuando toca hacer algo.
En el fondo, cada casa se ha convertido en una pequeña comunidad natural donde las responsabilidades, aun compartidas, siempre son guiadas y lideradas por alguien. Creo que una casa, una familia, una comunidad que funciona sin demasiadas influencias externas, es la mejor experiencia –análogamente, es evidente- de cómo debería funcionar una sociedad orgánicamente estructurada y organizada, y quizás si este tiempo de confinamiento pudiera servirnos para algo más, sería para no confiar en utopías progresistas vendehúmos que olvidan la natural manera de organizarse las sociedades.
En estos días que escuchamos cómo políticos de pelaje variado tratan de aprovecharse de esta situación –unos vendiéndose, otros atacando, otros aprovechando la situación…- toca más fuerte que nunca reafirmar la manera libre y autónoma, natural y orgánica de ordenar nuestra vida. No queremos experimentos, no queremos falsas ideologías, lo único que nos gustaría a la gente normal y sencilla de este país, es que pudiéramos organizarnos como se organiza una casa y una familia: con responsabilidades compartidas y repartidas, con serenidad, inteligencia y cabeza, buscando el bien común y respetando a cada uno, con naturalidad, sensatez y cuidado, aportando lo mejor de cada uno al todo, y sin tratar que todo sea conforme a lo que uno solo cree y piensa que deberían ser las cosas… pero respetando también el liderazgo natural que tiene que ver con el servicio más que con el poder.