Abr
La naturaleza a sus anchas. Día 24
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Primero fue Venecia, con imágenes de delfines recorriendo sus hasta hace unas semanas sucísimos canales, después un precioso video de un cervatillo jugando con el mar en las playas de Andalucía. Llegó también una foto de un inmenso arcoíris que cruzaba toda la Bahía de Cádiz y luego otro video de un jabalí con sus jabatos recién nacidos cruzando con calma y serenidad unas calles, a plena luz del día, de un pueblo pareciera que del Norte. Me cuenta una amiga que una pareja de patos ha decidido usar su piscina como lugar de descanso y hoy me envían también noticia con video de cómo un grupo de delfines juegan y nadan frente al mismo Tenerife, y todo ello no hace sino dejar la idea y la sensación que, sin tanta presencia y fragor humano, la naturaleza se queda más tranquila, más serena, más a sus anchas.
No vale la respuesta fácil de la amenaza humana y que somos para el planeta una enfermedad y demás discursos panfletarios de la ideología del ecologismo radical, que no se sostienen por ningún lado, y que lo único que defienden al final es eliminar al ser humano o la humanidad de la tierra. Pero sí que cabe que en este confinamiento caigamos en la cuenta que a veces nuestra relación con la naturaleza no es precisamente la más adecuada. A veces se nos pierde que somos guardianes, que vivimos en profunda conexión con ella, y que lo que sufre –o se recupera- ella, nos afecta a nosotros. Y que demasiadas veces no la vivimos, la miramos, la atendemos con el respeto y el cuidado que necesita.
No sabemos esto del virus cómo se originó y hemos visto demasiadas películas de pandemias y científicos, pero ciertamente que hay algo de justicia poética en como con nuestro confinamiento, en esta primavera que hace renacer todo, pareciera que la naturaleza tiene ganas de renacer con más confianza, con más seguridad, con más calma, en parte protegida por nuestra ausencia momentánea. Ojalá sirva este tiempo también para pensar en que otra forma de estar en el mundo, una conversión ecológica, es necesaria para el tiempo que vendrá después.