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Vicente Niño Orti, OP

de Vicente Niño Orti, OP
Sobre el autor

7
May
2020
Ejemplaridad. Día 55.
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Distancia social

Día 55 de confinamiento. Jueves 7 de mayo.

 

Javier Gomá, uno de los intelectuales españoles más interesantes de los últimos años, acabó una tetralogía filosófica hace ya seis años, con el central tema de la necesaria ejemplaridad pública de nuestras vidas en sociedad.

No sólo de los políticos, o de quienes ejercen cualquier tipo de poder y servicio –deberían ser lo mismo...- sino la ejemplaridad de cualquier ciudadano en su vida ordinaria, en el que ha de ser consciente y responsable de cómo todos nuestros actos, todos, tienen consecuencias para los demás. Desde esa consciencia de interrelación social, cada acto, cada conducta, toma una dimensión de necesaria ejemplaridad, preguntarnos si nuestros actos podrían ser un ejemplo de cómo vivir, cómo relacionarnos, cómo estar en el mundo, cómo hablar, qué hacer... una actitud ética que nos empuja a analizar y pensar si nuestras conductas ayudan a los otros y mejoran el mundo...

No tiene que ver con creerse más o mejores, no va por ahí, va más bien con la necesaria conciencia de que vivimos juntos, que somos responsables de las vidas de los otros también, que no es cierto que uno sólo responde por sí mismo, va con la certeza humana de que todos somos responsables de todos.

Y en esta situación de confinamiento, desde luego, nos habla de cómo comenzamos a salir y de cómo queremos que sea nuestra vida en la “nueva normalidad”.

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6
May
2020
Columnas de Opinión. Día 54.
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Columnas de opinión

Día 54 de confinamiento. Miércoles 6 de mayo.

 

Dice Enrique García Máiquez en su columna de hoy, así como de pasada, que el oficio de escribir a diario tiene sus peligros. Eso de obligarse a emborronar cada día una página en blanco, hace que sea el de columnista un trabajo complejo y peligroso. Mezcla vertiginosamente lo más sublime con lo más chusco, lo pequeño y lo grande, lo cotidiano y por fuerza caduco, con lo atemporal e inmortal. Obliga a registros distintos a fuerza del viento del día. Lo mismo te lleva a hablar del inmenso drama que supone el dolor de lo que vivimos, con la muerte, el negro, el sufrimiento, la injusticia y la incomprensión, que a mencionar lo leve y quizás frívolo de la memoria de unas rosas, de hacer algo por vez primera, de un armario ordenado o de efemérides que recuerdan viejas glorias demasiadas veces ya caducas. Dice él que su conciencia le advierte al tener que hacer eso, seguir día a día hablando de todo, rodeados del dolor, pasar de lo grave a lo bufo, en 24 horas, y que mal remedio tiene. La naturaleza humana es así. Saltamos de un registro a otro sin solución de continuidad.

He de reconocer que yo, que hace mucho que escribo, ha sido este confinamiento la vez primera que me he obligado a tratar de escribir a diario algo que nos acompañe en esta situación de cuarentena, a veces compaginando medios distintos, y créanme, resulta difícil. Encontrar cada día algo medianamente interesante que contar, y tratar de contarlo medianamente bien, es difícil. He tenido mi ayuda y aunque no revele mis fuentes, hay por ahí quien sugiere ideas, temas y enfoques, lo cual es una inmensa ayuda. Pero no se crean, la labor de columnista tiene su complejidad.

El columnismo de opinión es un género a caballo entre lo periodístico y lo literario con entidad en sí mismo. En algún momento casi todas las grandes firmas de la literatura en España han firmado artículos de opinión. Tenemos una lista tan excelsa que comenzando casi con Larra, Clarín y Galdós, pasando por Mariano de Cavia y González Ruano, hasta las firmas más consagradas hoy en día -Javier Marías, Manuel Rivas, Arcadi Espada, Raúl del Pozo, Juan Manuel de Prada, Sánchez Dragó, Daniel Capó, Kiko Monasterio o Enrique García-Máiquez-, sin olvidar al magnifico Julio Camba, a Pla y a Foxá, a Campmany, Ignacio Camacho, Pérez Reverte, o los difuntos Manuel Alcántara o David Gistau, han elevado la calidad de la opinión a niveles de altura inaudita. De fuera de nuestras fronteras con mencionar a Hadjadj recientemente, o a Chesterton de siempre, basta.

Es cierto que hay igualmente mucho opinador de circunstancias, y que los medios digitales y el mundo de los blogs han democratizado tanto esto de escribir columnas de opinión, que hasta a alguien como quien esto firma, se le deja emborronar líneas como si lo que dijera fuera mínimamente interesante…      

En el ámbito de la opinión religiosa, aunque muy cultivada en estos últimos años al albur y el empuje de Internet, el columnismo –a mi juicio- no ha desarrollado aún todo su potencial. Se mezcla el comentario homilético, con la anécdota espiritual de actualidad, la reflexión pausada con la novedad editorial, o con la noticia eclesial de turno, la apologética batalladora y crítica, o la apertura pro-sistema establecido, y ciertamente todo ello cabe en una columna, aunque la opinión religiosa aún anda buscando una mayor proyección de la que tiene.

Quizás no es más que el reflejo de la realidad de nuestro tiempo, en el que lo religioso cada vez más no es sino un espacio anecdótico y curioso, una realidad ahí en los márgenes de lo importante, casi que equiparable a los comentarios sobre toros, vinos, carreras de caballos u ópera, es decir, algo para minorías. Y quizás es que así es como debe ser. Pasó ya el tiempo en el que lo religioso era mayoritario y general. Seguramente hay que volver a la clave evangélica de la levadura y la sal. Demasiada, estropea. Pero es cierto también la otra clave de la levadura y la sal. Sin ellas, no hay ni pan ni sabor.

Y ese es quizás el difícil equilibro y el reto que tiene lo religioso en este siglo XXI mostrar que la experiencia espiritual y trascendente, la búsqueda de Dios, es algo central de la condición humana, del ser humano, pero saber hacerlo conviviendo con muchas otras realidades. Defender y apostar por la clave de que no es una más de las dimensiones de la condición humana, sino que es la fundamental para ser persona, pero hacerlo en diálogo y convivencia con otras cosmovisiones –o simplemente visiones parciales- y realidades de nuestro mundo, algunas que no comparten siquiera que lo espiritual exista. El reto es buscar su espacio, su lugar. Aportar su riqueza. Buscar el respeto de los demás. Hacerse respetar y reconocer por su propio valor y aporte, para ganar a otros desde la riqueza propia.

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5
May
2020
De rosas y sueños. Día 53.
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Rosal Red Elegance

Día 53 de confinamiento. Martes 5 de mayo.

 

El pasado otoño planté un pequeño rosal. No era la primera vez que lo intentaba la verdad. Había probado con semillas, con esquejes, con ramas de rosal salvaje… pero ninguno había conseguido ni salir ni agarrar, ¡todo se me moría!

Con este, desde el principio fue algo distinto. Es verdad que era ya una mini planta, así que lo trasplanté más que muy bien, limpiando la maceta que lo recibía a conciencia y mezclando tierra con mantillo. En estos meses he ido cuidándolo, regándolo, limpiándolo, moviéndolo para que no tuviera demasiado sol, tampoco demasiada sombra. Al comienzo del confinamiento tuve una mini crisis, y es que una mañana descubrí una plaga de insectos que se estaban comiendo un pequeño capullo que estaba naciendo. Tuve que echar mano a distintas formas de plaguicida, pero aún así, ese capullo no lo conseguí salvar. ¡Y mira que intenté de todo! Pero a las semanas, ya limpio el rosal, nacían dos capullos más.

Bueno que me enrollo. El caso es que después de muchos cuidados, por vez primera en mi vida, me han salido dos rosas. Dos rosas rojas, enormes, grandes, preciosas. Dos rosas Red Elegance, que bien podrían ser de foto y de concurso.

Se siente uno realizado cuando los esfuerzos que pone en algo consiguen dar fruto.

Y con esto del confinamiento, todo esto, me venía a la cabeza. Las cosas que se llevan su empeño, su esfuerzo, las cosas a las que les dedicas tiempo y ganas, las cosas en las que inviertes esfuerzo y cariño y dedicación, antes o después, dan su resultado… ¡y eso sienta muy bien!

En este tiempo hemos descubierto cosas, hemos hecho nuevas, hemos intentado otras. Hemos soñado y plantado muchas semillas de futuro, hemos dedicado tiempo y esfuerzo. ¡Que mañana veamos florecerlo!

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4
May
2020
Silencio. Día 52.
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Camas de Ifema por el coronavirus

Día 52 de confinamiento. Lunes 4 de mayo.

 

Realmente espero y deseo que su confinamiento no haya sido doloroso, que no sea de una de esas más de treinta mil familias que han vivido la muerte de cerca por este virus, que no sean uno de esas trescientas mil personas que han dado positivos, que no esté entre los siete millones de personas que se estima que pueden estar o haber estado enfermos.

Las cifras y datos se han convertido en una guerra entre partidos. Y más allá de quién tenga razón, realmente espero y deseo que se encuentre usted bien, que su confinamiento, como el mío, no haya pasado de algunas molestias leves por el encierro, algo de no saber qué hacer, o las ganas de calle, gente y actividad normal, que haya sido un tiempo de crecimiento, de buscar dónde hacer ejercicio, dedicarse a nuevas aficiones, a la lectura, el cine o a cuidar de los suyos… mientras cuidaba su salud y la de los suyos.

Pero a la vez a usted, como a mí mismo, en cierto modo, nos compadezco, porque no hemos pulsado la realidad, no hemos sido conscientes de lo que ha pasado en España. Ni siquiera con los medios nos lo han hecho saber.

Para bien –desde luego- o para mal –piénselo un poco…- el confinamiento para nosotros, con noticias más o menos próximas de situaciones de sufrimiento, no ha sido más que un paréntesis de realidad. Un paréntesis que realmente confío en que no permita volver a la normalidad –el problema era la normalidad…-, pero que tampoco ha supuesto más problema.

Creo –viendo las imágenes de cómo más que desescalada ha sido salida en masa- que no hemos sido conscientes de lo que ha sucedido en nuestro país con esta pandemia.

Y me lo hacen ver en las redes sociales:

  • Usted no ha visto cómo entraban uno tras otro los cadáveres en las morgues.
  • Usted no ha visto el sufrimiento de las familias dando entierro a una caja sin saber qué estaban enterrando.
  • Usted no ha visto a los sanitarios dando la mano a un enfermo a minutos de morir para que no lo hiciera solo.
  • Usted no ha visto cómo moría la generación más fuerte de nuestra historia reciente, abandonados, sin poder acompañarles en sus últimos momentos.
  • Usted no ha visto las urgencias con sus aglomeraciones de enfermos llegando uno tras otro tras otro.
  • Usted no ha visto a pacientes morir a las dos horas de ingresar.
  • Usted no ha visto a los pacientes de planta, relativamente bien, y al rato, al acudir los enfermeros en su ronda, encontrarse a algunos muertos, y al rato otros más, y otros, y otros… sin saber qué pasaba ni qué se podía hacer…
  • Usted no ha visto habitaciones llenas de bolsas de cadáveres cada una con su nombre…
  • Usted no ha visto ochocientos fallecidos juntos ni el espacio que eso ocupa…

 

No somos conscientes de la magnitud de lo que hemos vivido. Nos han engañado y nos hemos dejado engañar con aplausos, canciones, halagos sobre heroicidades, propaganda y televisión.

Y a mí sólo me cabe el silencio.

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3
May
2020
Reencuentros. Día 51.
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Reencuentros

Día 51 de confinamiento. Domingo 3 de mayo.

 

Con esto de las fases de la desescalada comenzamos, con toda la prudencia del mundo, y sin la ingenuidad de por un momento pensar que nos dicen toda la verdad, a ver un poco de luz y un poco de horizonte para el fin de nuestro confinamiento.

De ahí que comencemos a planear cómo va a ser esa salida… si es que ustedes no han hecho ya algo de deporte o paseo en este primer fin de semana con las debidas medidas, y como toma de contacto con la calle.

Creo que lo primero que nos viene a la cabeza al pensar en poder –al fin- salir a la calle, es en nuestros reencuentros. Volver a ver a la gente que queremos y que durante 50 días hemos tenido lejos, solo presentes a través de voz o de pantallas.

Esa ilusión de volver a ver a los nuestros que el tiempo ha ido acentuando -padres, abuelos, hermanos, hijos, novios, amigos- es una de las señales de cómo, pese a tantas y tantas claves deshumanizadoras de nuestro mundo, lo fundamental está ahí como una semilla de esperanza de que podemos ser y estar en el mundo de otro modo, mirando a lo fundamental.

El tiempo sin ver a los que queremos nos recuerda las cosas que son importantes, que como dice la frase esa, no son cosas… Lo sabemos, realmente lo sabemos, pero quizás a veces en el fragor del día a día, la rutina, las responsabilidades, los trabajos, se nos queda un poco a trasmano… ya llamaré mañana, ya iré otro día, ya buscaré otro momento…

Quizás es esa la condición humana de que nos ha tenido que pasar esto –no poder- para darnos cuenta de lo importante que es lo fundamental, las personas a las que queremos, para nuestra vida.

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2
May
2020
Patria. Día 50.
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2 de mayo

Día 50 de confinamiento. Sábado 2 de mayo.

 

Oigo Patria tu aflicción,

Y escucho el triste concierto…

 

Cada nación tiene sus mitos, sus fechas, sus memorias.

Cada comunidad humana construye su identidad sobre la experiencia de los que la precedieron, no como un mero deposito guardado incólume, sino sobre todo, como una chispa, como una brasa, como un empuje de un mañana que promete primaveras y futuros mejores. Como modelo, como referente, como imagen, como inspiración. Y es que nunca lograremos ser mejores si olvidamos el ayer.

En este confinamiento en el que estamos, y viendo que poco a poco vamos acercándonos a nuevas situaciones que nos exigirán a todos estar de otro modo, a mirar de otro modo, a pensar de otro modo, este día de fiesta de hoy, debería ser una inspiración para nosotros.

Y es que el 2 de mayo es una de esas fechas con los que la historia nos recuerda quienes fuimos, no por lo que fuimos, sino por lo que estamos llamados a ser. Tenemos otras de distinto nivel, que no deberían perderse en la memoria, el 6 de diciembre, el 12 de octubre, el 2 de enero, pero la de hoy del 2 de mayo, nos aporta un especial tono popular y castizo, alejado de élites y gobiernos y políticos, que nos recuerda que al fin y al cabo, somos la gente de la calle, de a pie, los que sacaremos esto adelante, sin contar con que vengan otros, los de arriba, a arreglarnos las cosas.

Nosotros y solo nosotros arreglaremos esto, como lo hicieron un 2 de mayo de 1808 frente a la invasión, sabiendo unirnos para defender la identidad compartida, el interés común, el bienestar de todos frente a los que querían imponernos sus modelos y criterios.

Las memorias que como nación compartimos no son meros chovinismos pueriles. No son recuerdos fachas sin sentido. La identidad de un pueblo reside en lo que fuimos capaces de vivir, pero como antes dije, no como un recuerdo sin más de lo que fue, a la mayor gloria del pasado, sino como esa inspiración que nos recuerda lo que podemos ser.

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1
May
2020
Trabajo. Día 49.
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Trabajadores en el 1 de mayo

Día 49 de confinamiento. Viernes 1 de mayo.

 

Decía el otro día el Papa Francisco que es distinto vivir que sobrevivir. Vivir implica una serie de dimensiones que llevan inherentes cierto grado de dignidad, de desarrollo, de potenciar cualidades humanas, de servicio hacia afuera, de ciertas condiciones materiales, que un mero sobrevivir no tiene.

Lo hacía en el contexto de una referencia sobre el trabajo, y hoy que celebramos el Día del Trabajador -en católico bajo la advocación de san José como obrero, como trabajador manual que nos dice la tradición que fue como carpintero- es más que oportuno recordarlo.

Trabajar dignifica, desarrolla, no es –o no debería ser- una mera actividad de sustento. Trabajar no debería ser una función para sobrevivir, sino para vivir.

Eso implica unas condiciones de dos órdenes. Una de carácter más subjetivo, más intelectual, que tiene que ver con la vocación, con descubrir aquellas claves de trabajo que nos desarrollen en nuestras potencialidades, en nuestras capacidades, en nuestras inclinaciones y que se ponen al servicio de los demás, de hacer de este mundo algo mejor para todos. Ya saben: trabaja en lo que quieres, y no trabajarás nunca más en tu vida. O si no fuera ese el caso –aunque es al que hay que tender- porque hay trabajos que sí o sí han de hacerse, al menos darles una dimensión de servicio, de cuidado, de tender hacia los demás, de poner nuestro trabajo al servicio de hacer algo mejor la vida de los otros.

Las otras condiciones son de carácter más objetivo y tienen que ver con cómo y en qué condiciones materiales se realiza el trabajo. Tiene que ver con salarios justos y dignos, con horarios, con descansos, con seguros, con poder vivir en condiciones de calidad de vida.

Hoy es día para recordar todo eso, que hay mucho que hacer para que todos los trabajos nos hagan vivir y no solo sobrevivir.

Pero también especialmente para recordar a quien sigue trabajando en esta situación de confinamiento para que podamos estar los demás un poco mejor. También para no olvidarnos de la situación de tantos sanitarios sin las condiciones materiales para poder cuidar de los demás de una forma segura.  Y sin duda de tantos y tantas situaciones en las que más que poder vivir, con los trabajos se sobrevive. Y desde luego de quien no tiene trabajo y sufre.

Trabajo para vivir, no para sobrevivir.

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30
Abr
2020
Futuro. Día 48.
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Futuro y horizonte

Día 48 de confinamiento. Jueves 30 de abril.

 

Me imagino que ha de ser por esto de las fases de la desescalada del confinamiento, que pareciera que comenzamos a vislumbrar un poco de luz al final del túnel. Desde luego con todas las llamadas a la prudencia, a que esto no ha acabado, a que hay que ser muy muy cuidadoso para tratar que no vuelvan a crecer contagios, y todas las claves que significa esa extraña expresión de “nueva normalidad” –sea éso lo que sea-, pero sea como fuere, parece que un poco más de aire, un poco más de luz, un poco más de claves de mañana se nos abren.

Ya digo que será por eso, pero comienzo a escuchar voces aquí y allá, cerca y lejos, que hablan ya del mañana y del futuro. Del después. ¿Qué pasará después?

Hay voces que miran fuera y ven que esto se pone negro. Las dificultades sociales, políticas y económicas que van a ir viniendo a cuenta de la situación que estamos viviendo no serán pequeñas no. Nos esperan años duros. Muy duros. La crisis será grande.

Pero hay voces también que para pensar en el futuro, no sólo miran fuera, también dentro. La experiencia del confinamiento para muchos ha sido una experiencia de encontrarse con uno mismo en grados que quizás la vida diaria no permitía. Una experiencia de realidad, de verdad, de claves que lo cotidiano no les permitía ver. Ha supuesto caer vendas, contemplar mentiras de lo ordinario, revisitarse a uno mismo, relativizar mucho de lo que la vida diaria tiene y que no era más que un velo que tapaba tantas veces el corazón de uno. A veces eso nos deja desnudos, a veces abre a más mañanas.

Quizás toca ahora el momento de pensar más en el futuro, en el mañana, que en el ayer. Quizás es esta una oportunidad que se nos ofrece a todos. No pueden ser las cosas como antes. No deben ser las cosas como antes. Incluso si regresamos a vidas parecidas a las que teníamos –que será lo más normal…-, éstas no pueden ser como eran. No deben ser como eran.

Se abre la posibilidad de otro futuro, otro mañana. Hay que contemplarlo con realismo, con realidad, no va a ser la vida la que queremos y la que soñamos sólo porque la queramos y la soñemos, pero hay que mirar adelante, a más, al futuro, al mañana, con realidad, pero con esperanza, sabiendo que cada caída, lleva siempre consigo levantarse. Sabiendo que no todo será como queremos que sea, pero que lo que venga, si se busca de veras con el corazón, será verdaderamente nuestro.

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29
Abr
2020
Ingeniería Social. Día 47
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Ingeniería Social

Día 47 de confinamiento. Miércoles 29 de abril

 

¿Nos manipulan para que acabemos pensando como los poderosos del mundo quieren? ¿Para que vivamos como más les interesa a ellos? A cuenta de una charla digital con amigos de esta mañana, les lanzo ideas…

No digo como los partidarios de las conspiraciones que esté todo orquestado (también la pandemia) para alcanzar sus objetivos de control político o económico, pero que aprovechando que el Pisuerga `pasa por Valladolid, unos y otros tratan de arrimar el ascua a su sardina, eso sí que es plausible. Que poco a poco van dando pasos para reorganizar nuestra vida, nuestra manera de pensar, nuestra escala de valores, para que vayamos aceptando progresivamente cosas que de golpe jamás asimilaríamos (Popper, Chomsky y Gramsci dixit), y que aprovechan situaciones extraordinarias para dar pasos de gigante, eso también es posible.

Da pavor, y mucho, pensar que en medio de una situación de miedo y de control absoluto de la sociedad por los gestores de la política, habiendo cedido todo a los poderes públicos en aras de la salud y la vida ( y lo hemos cedido TODO), den pasos para reorganizar nuestra forma de pensar y de vivir casi que sin darnos cuenta, a hechos consumados.

Y lo peor es que veo poca dimensión crítica, mucho seguidismo, mucho borreguismo. Veo que cedemos todo y aún quieren más. Veo con temor que esto sea un camino para cambiar nuestra forma de vida, de ver el mundo, de relacionarnos, hasta de pensar, en aras de los intereses de unos pocos… y que no seamos capaces de reaccionar.

¿Soy alarmista? ¿excéntrico? ¿exagerado? Pues espero realmente y por el bien de todos que sí. Pero la Ingeniera Social existe. Leía hoy en el FB de una amiga un texto que aun siendo un texto anónimo y de cadena de redes sociales, -y que algún matiz que otro quizás tendría para mí-,  no me resisto a compartirles, con la esperanza de que nos haga al menos cuestionarnos para que este confinamiento no sea una pérdida de libertad, sino un tiempo que nos ayude a estar aún más vigilantes sobre los que nos gobiernan, recordándoles que son nuestros servidores, no nuestros dueños ni nuestros mentores, ni nuestros educadores sociales ni nada por el estilo, y que lo que necesitamos en esta situación son gestores que busquen el bien común, que hablen menos y hagan más:

 

- Con la renta mínima, nos hacen dependientes.

- Con el aprobado general, nos hacen ignorantes.

- Con la compra de los medios de comunicación, nos hacen manipulables.

- Con la manipulación de nuestros aplausos, nos hacen entusiastas ciegos.

- Con los Decretos Ley, siguen ampliando sus cotas de poder.

- Con las cuñas en el BOE van erosionando el estado de derecho y la salud de nuestra democracia.

- Con la ocultación de los muertos y del dolor nos hacen ausentes e insensibles a la realidad.

- Con el confinamiento sin horizonte, ni soluciones, nos hacen cautivos, alejados de los demás, rompen nuestra unión y nos hacen más débiles.

 

Esto se llama INGENIERÍA SOCIAL (la ciencia política ha entendido la ingeniería social como todo programa dedicado a influir en las actitudes, relaciones y acciones de la sociedad de manera que ésta adopte la visión que en cuestión se quiere implantar). Está bien estudiado para conseguir que sigamos callados. Que no sea tarde cuando despertemos de esta pesadilla....

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28
Abr
2020
La primera vez de cada cosa. Día 46.
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Día 46 de confinamiento. Martes 28 de abril.

 

¿Sabrían decirme cuánto tiempo hace desde que hicieron algo por vez primera?

¿Han probado en este tiempo confinados a hacer algo por primera vez?

Chesterton dice que para Dios es todo siempre nuevo, y que la habilidad de ver el mundo tiene que ver con la capacidad de mirar todo como si fuera nuevo, como los niños que siempre quieren repetir lo que les gusta, otra vez, porque lo que les gusta es siempre nuevo, lo que gusta, es como si fuera siempre la primera vez.

Con la edad ciertamente puede ser más difícil, pero lo que sí está a nuestro alcance –si no se les ocurre qué podrían hacer por vez primera…que cosas hay y muchas- es recuperar de algún modo la sensación que teníamos cuando había algo nuevo por hacer.

¿Qué magia tienen las cosas que se hacen por primera vez?

Creo yo que nos retrotrae a la maravilla de la novedad, a la emoción de lo desconocido, al milagro de lo por venir. A la experiencia de lo desconocido y anhelado, a la mirada limpia de ver las cosas como en el amanecer de los tiempos, como si nadie nunca antes lo hubiera visto. Es el nerviosismo de lo esperado, de lo gustado, de lo soñado. Pero también de lo conocido, de lo no saber por dónde puede ir…

Lo nuevo nos hace nuevos de algún modo a nosotros mismos, nos devuelve la capacidad de pensar que siempre se puede hacer más, algo, siempre, que no está todo ya cansado ni cerrado, que siempre hay un posible camino nuevo, que, en cierto modo, siempre se puede empezar de nuevo… aunque sea en algo.

Hacer algo nuevo nos ayuda a mirar lo que no es nuevo también de otro modo, y he ahí quizás la mayor virtualidad de la novedad. Lejos de alabar lo nuevo por nuevo, me parece a mí que lo mejor de lo nuevo es que nos ayuda a descubrir lo de siempre con otros ojos.

Quizás lo de siempre puede convertirse en nuevo si aprendemos a mirar de otro modo. A mirar como mira Dios.

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